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Estudio científico del mes

La persistencia del dolor lumbar induce la fibrosis de la musculatura, también mediante un mecanismo genético.

En los pacientes con dolor lumbar es frecuente que, a medida que el dolor persiste en el tiempo, vayan apareciendo cambios en la musculatura de la espalda, como pérdida de fuerza, resistencia, tono o coordinación muscular, e infiltración del tejido muscular con tejido graso. Estos cambios suelen ser más intensos cuanto más se reduce la actividad física; de ahí que se recomiende a los pacientes que, si bien eviten durante el episodio doloroso las actividades que realmente desencadenen el dolor o incrementen su intensidad, mantengan el mayor grado de actividad que el dolor les permita, y que, si bien interrumpan una actividad si les está causando dolor, no hagan reposo en cama o dejen de hacer toda actividad física por miedo a que les duela.

Uno de esos cambios musculares que se observa en la musculatura cuando el dolor persiste, es la aparición de “fibrosis” muscular. En la práctica, esto significa que el tejido muscular aparece infiltrado de tejido fibroso, que es menos flexible y no es contráctil, lo que reduce la capacidad del músculo. Y, a su vez, eso puede facilitar que la musculatura no cumpla su función y el dolor persista más tiempo o recidive con mayor facilidad.

Existía la duda de si la fibrosis aparecía a consecuencia directamente o a causa de otros factores que pueden acompañar al dolor lumbar, como la contractura persistente de la musculatura o la reducción del riego sanguíneo.

hernia

Para determinarlo, un reciente estudio ha analizado la expresión de varios genes en un músculo de la espalda. Con ese fin, se realizaron biopsias de uno de los principales músculos de la espalda (el “multifidus”) en pacientes a los que se les estaba operando de la espalda, y se analizó la expresión de varios grupos funcionales de genes en ese músculo, comparándola entre 8 pacientes con dolencias de menos de 6 meses, y 25 con dolencias de más de 6 meses de duración.

En concreto, se midió la expresión de 42 genes relacionados con la fabricación de nuevo músculo (“miogénesis”), la pérdida de masa muscular (“atrofia”), la aparición de tejido graso (“adipogénesis”), el metabolismo, la inflamación y la fibrosis. Además, se analizó el tejido extraído para determinar su composición de grasa, músculo y el grado de fibrosis.

Los resultados demostraron que no hubo diferencias significativas entre los dos grupos de pacientes (en los que el dolor duraba menos y más de 6 meses) con respecto a la composición de los tejidos analizados, y que la única que se halló con respecto a la expresión de los genes, fue que en estos últimos era mayor la expresión de los genes que inducen la aparición de fibrosis muscular (sin que se encontraran diferencias con respecto a los genes relacionados con la atrofia, la aparición de tejido graso, ni la inflamación).

Es de señalar que, dado el número relativamente bajo de muestras analizadas, este estudio no excluye que se puedan hallar diferencias en la expresión de otros genes en estudios con muestras más amplias o que incluyan pacientes en los que la duración del dolor sea significativamente mayor. Este estudio tampoco descarta que otros factores previamente conocidos, como el grado de actividad física o el estado muscular, influyan en la mayor o menor facilidad con la que esos genes se expresan. No obstante esas limitaciones, este estudio sí refleja que la aparición de fibrosis viene influenciada por la expresión de los genes correspondientes, y que esa expresión es mayor cuando la duración del dolor es mayor.

En la práctica, y dado que la fibrosis dificulta la función de la musculatura y puede retrasar la mejoría del paciente, este estudio sugiere la conveniencia de tratar el dolor tan pronto como sea posible, con el fin de evitar o eliminar la expresión de los genes que inducen la fibrosis antes de que esta se haya producido, o cuando sea tan leve como sea posible. Este estudio sugiere que, hacerlo así, además de acortar el sufrimiento del paciente, reduciría el riesgo de fibrosis y, por lo tanto, acortaría la recuperación y disminuiría el riesgo de recidivas.

 

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