Al flexionar la columna se produce un aumento de la presión en el interior del disco intervertebral. Si en ese momento se carga peso y se vuelve a enderezar la columna, la presión en la parte posterior del disco se incrementa de manera importante, lo que durante años se ha creído que podía aumentar el riesgo de que se fisurara o rompiera, produciendo una hernia discal. Ese proceso puede ocurrir por un esfuerzo intenso, pero suele producirse por realizar ese movimiento de forma repetida.
También la musculatura se sobrecarga al mantenerse inclinado hacia adelante. En esa postura, mantener el equilibrio requiere esencialmente a la tensión controlada de la musculatura paravertebral, glútea e isquiotibial, que impide que el cuerpo caiga hacia adelante. Cuanto mayor es el ángulo de flexión, mayor es el esfuerzo que debe realizar la musculatura lumbar y menor el número de segmentos que lo hacen, lo que facilita que se sobrecarguen. La sobrecarga discal y muscular es mayor si la inclinación se hace con las piernas estiradas, y menor si se flexionan las rodillas y se mantiene la espalda recta.
Los movimientos de torsión o rotación repetida de la columna también se asocian a mayor riesgo de padecer dolor de espalda. Por la forma de las vértebras, la columna cervical puede rotar más que la dorsal, y ésta más que la lumbar. También es probable que la repetición de rotaciones exageradas en la columna lumbar puede sobrecargar la articulación facetaria y la musculatura, e incluso también el disco, especialmente si se hace cargando peso.
Los estudios epidemiológicos realizados demuestran que el dolor de espalda es más frecuente entre quienes realizan movimientos repetidos de flexo-extensión y de torsión o rotación de la columna, especialmente si le hacen manejando carga, si ésta es excesiva o si su musculatura es insuficiente. En la práctica, eso significa que si por su actividad habitual tiene que realizar movimientos de columna (de flexo-extensión, torsión o rotación), especialmente mientras carga peso, conviene que evite los rangos extremos de movimiento, que flexione las rodillas si tiene que flexionar la columna y, sobre todo, que invierta el tiempo necesario en desarrollar una musculatura potente, resistente y bien coordinada para reducir el riesgo de padecer episodios de dolor.